El dos de Noviembre se celebra en muchas partes del mundo el día de los muertos. En esta fecha se conmemora a los seres queridos que ya no están.
En nuestra cultura por lo general la muerte se vive como algo trágico o doloroso, como una prueba muy dura a la que nos enfrentamos cuando vivimos el fallecimiento de un ser querido.
Para muchos la muerte es el final, para otros es un castigo y para unos cuantos un premio de Dios. Nuestra relación con la muerte depende de las creencias que tenemos, de lo que hemos visto en casa al respecto y de la forma en que se asume en la cultura que vivimos. Tenemos la posibilidad de cambiar esa idea dependiendo de la concepción personal que desarrollemos al respecto.
En una meditación los ángeles me mostraban una metáfora sobre la vida en la cual decían que vivir es como irse de vacaciones. Al final, por más feliz que uno haya pasado en el viaje, uno anhela su casa, su cama, su almohada, su espacio…… Por eso ellos le llaman a la muerte, “el regreso al hogar”.
Cuando dejamos este cuerpo físico, regresamos al hogar a donde pertenecemos, como cuando llegamos a casa después de unas largas vacaciones. Como dice Neal Donald Walsch, nosotros somos en esencia seres espirituales que estamos teniendo una experiencia humana y transitoria y cuando la terminamos, regresamos a donde pertenecemos.
A lo largo de mi experiencia como terapeuta, me he podido relacionar la muerte de una manera diferente.
En algunas de las terapias que hago como el Encuentro con el Alma (terapia regresiva) o Conexiones de Amor (la nueva terapia para manejo de duelo que estoy implementando), mis consultantes y yo hemos podido experimentar y comprender que la muerte no es el fin, que no es nada malo, y que es algo tan natural como nacer, que la vida no termina ahí….
Somos energía y una de las leyes de la energía es que esta nunca se destruye, siempre se transforma.
Las conexiones que nos unen desde el amor con las otras personas siempre permanecen. Tal y como cuenta la leyenda oriental del hilo rojo; las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos. Este hilo nunca desaparece y permanece a pesar del tiempo, de la distancia, de la muerte. El hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá, siempre permaneceremos conectados desde el amor que es nuestra esencia. No hay límites de tiempo ni de espacio y desde “el hogar” podemos seguir en conexión desde el amor con los que se quedan aquí.
¿Conoces a alguien que se haya soñado con un ser querido fallecido que le da un mensaje en un sueño? ¿A alguien que haya recibido una señal especial que siente que viene de esa persona que físicamente ya no está?, ¿A alguien que haya vivido “coincidencias” increíbles relacionadas con alguna persona que ya murió? Ello evidencia que en realidad esas conexiones de amor que nos unen permanecen más allá de la vida y de la muerte.
Mi gran maestro Wayne Dyer, decía que cuando tu cambias la forma de ver las cosas, las cosas que ves cambias. Si cambiamos nuestra visión sobre la muerte y nos permitimos acercarnos a ella de otra forma, con seguridad la viviremos de una manera distinta tanto para cuando sea el momento de nuestro regreso al hogar, como cuando vivamos la partida de nuestros seres queridos.
Durante todo el mes de Noviembre trataremos este tema desde diferentes perspectivas. La idea es que tengamos información que nos permita ampliar nuestra visión al respecto.
Te invito a que al leer la información que aquí se publica, sientas en tu corazón si te resuena o no y te quedes únicamente con lo que te da tranquilidad, lo que no, simplemente obsérvalo sin juzgarlo.
Feliz mes de Noviembre para todos!